29/01/2013

Los pájaros musicales de Morton Feldman

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Autor: José

Aunque un artista americano se burlaba de la estética o la crítica artística diciendo que "los pájaros no necesitan tratados de ornitología para cantar bien", la proliferación de libros sobre música y el interés del público, dejan entrever que algo de gran interés hay en ellos.

Reciente es el éxito de los libros en Seix Barral del periodista musical del New Yorker Alex Ross, o la aparición en Acantilado del Diccionario de música, mitología, magia y religión de Ramón Andrés. Editoriales como Contra o Global Rhythm han visto que ahí había un filón para extraer buenos momentos de lectura al hilo de las músicas.
Desde Argentina, una editorial viene pisando fuerte en ese campo, se trata de CajaNegra, que tradujo el Retromanía de Simon Reynolds, sobre la adicción del pop a su propio pasado, o una historia secreta de la música disco.

Recientemente ha editado los Pensamientos verticales de Morton Feldman (1926-1987), textos breves sobre música y arte, donde el músico se revela un auténtico polemista, con vivacidad e ironía. Se acaba de publicar también en Italia, y destaco algunas cosas de la cubierta en Adelphi: "Ninguna ternura por Darmstadt. Pensamientos como flechas envenenadas que se incrustan en certezas macizas y la corroen desde el interior. Investigación sobre el tiempo y la música, fiera que le interesa cuando está en la jungla, no en el zoo".

Las relaciones complicadas entre arte y sociedad, donde ésta es percibida "como un mastodóntico aparato digestivo que tritura todo lo que entra en su boca". Este apetito desmesurado puede engullir un Botticelli de un solo bocado con una voracidad que asustaría hasta a un guardián de zoo. “¿Por qué el arte es tan masoquista, tan deseoso de ser castigado? ¿Tan ansioso por acabar dentro de aquellas fauces gigantescas?".
Compañero de John Cage en la escena neoyorkina de pintores y poetas que se reunían en el famoso Cedar bar, Feldman compondría una opera con textos de Beckett, y lo que él llamaba "lienzos de tiempo".
No todo el mundo comprendía su música: en 1961, el director de cine Jack Garfein le encargó música para su película Something Wild, cuya primera escena era una violación (interpretada por la actriz Carroll Baker, esposa de Garfein curiosamente). Rápidamente llamó a Aaron Copland para que lo sustituyera, y se comenta que el director le dijo a Feldman: "¿¡Mi esposa está siendo violada y tú me pones música de celesta!?".