La muerte del corazón, de Elizabeth Bowen

Elizabeth Bowen, nacida en Dublín en 1899 y educada en Inglaterra, se unió al Círculo Bloomsbury y publicó su primer libro de relatos, Encounters, en 1923. Desde entonces su bibliografía fue en aumento con novelas, libros de relatos y ensayos.
Sin embargo, en castellano sólo tenemos disponibles sus novelas Siete inviernos y La casa en París, ambos publicados por Pre-Textos, y una de sus obras más conocidas, La muerte del corazón, recientemente publicada por Impedimenta.

La muerte del corazón es la historia de Portia Quayne, una joven de 16 años. Los padres de Portia vivieron en una especie de exilio, llevaron una vida errante, alojándose en hoteles y pasando estrecheces económicas. Al quedar Portia huérfana, es acogida por Thomas, su hermanastro, y Anna, su esposa, un matrimonio que vive en Londres y goza de muy buena posición; una oportunidad para Portia para llevar una vida "normal y feliz".
Portia escucha y observa con mucha atención cómo viven y se comportan los que están a su alrededor sin terminar de comprender. Para ellos su llegada es una molestia, una intromisión en sus vidas, no porque rompa la armonía de la pareja sino porque ver a Portia es como reflejarse en un espejo, es sentir una constante acusación por ser fríos, banales e hipócritas. Anna se siente vigilada y juzgada constantemente; para Thomas, Portia es poco más que el fruto de la vergüenza de su padre. En Eddie, un conocido de la família, finalmente parece encontrar comprensión y se medio enamora de él, pero tampoco resulta ser un apoyo. Sólo Matchett, una sirvienta de la familia que conoció a su padre, será una fuente de afecto y cariño para Portia, que se interesará por su día a día y le dedicará su tiempo libre, le hablará de su padre y recordarán tiempos mejores.
Portia busca aquella vida "normal y feliz" de la que le hablaba su padre y que ella, supuestamente, no tuvo. La busca en casa de su hermano, la busca con Eddie, cree encontrarla en la casa de huéspedes de la señora Heccomb, en Seale-on-sea. A través de los ojos de Portia la autora nos describe esos espacios que definen a quien los habita, la casa de Londres en Windsor Terrace, oscura, elegante y sofisticada; la casa Waikiki en la costa, luminosa y acogedora en su sencillez, el cuarto de Eddie, pequeño y voluntariamente descuidado... Cada uno ocupa su lugar y Portia busca el suyo. Todos piensan una cosa, dicen otra y hacen una totalmente distinta, hablan sin cesar para no decir absolutamente nada, tienen invitados pero nunca son del todo bien recibidos... Para Portia no tiene sentido, puede que con sus padres tuvieran una vida errante, poco cómoda, pero a Portia nunca le faltó el cariño y a su modo fueron felices. El desencanto y la desilusión harán que tome una firme decisión que la hará madurar de golpe: finalmente, comprenderá qué clase de vida no quiere tener y aprenderá a decir lo que piensa.